La Hermandad ha colaborado en la instalación del Belén de la parroquia del Espíritu Santo, que siguiendo una antigua tradición española, se desarrolló el día de la Inmaculada Concepción de la Virgen María.

Según la tradición, el "nacimiento" o Belén tuvo su origen en Greccio (Italia), la noche de Navidad de 1223, para la que San Francisco de Asís pidió permiso al papa Honorio III, para “ambientar” la misa de Nochebuena, con un pesebre vacío un buey y un asno.

Aunque contamos con numerosas representaciones escultóricas y pictóricas sobre el Nacimiento de Jesús (destacando los belenes de las catedrales de Zamora y León), se considera que el llamado "Belén de Jesús" de la Iglesia de la Anunciación del Hospital General (Santuario del Cristo de la Sangre) de Mallorca, es uno de los primeros dentro del género propiamente belenista.

A lo largo de los siglos S. XVI y SXVII, el belén se desarrolla en ambientes cortesanos y catedralicios pero sobre todo en los conventos, destacando los conjuntos excepcionales de las Agustinas Recoletas de Salamanca y Pamplona, y el nacimiento del Convento del Corpus Christi de Zamora.

La dominación española de los reinos de Nápoles y Sicilia supone un impulso importante en la tradición belenística en nuestro país, ya que la corona va a poner de moda -y a importar- a España, la notable escuela belenística de aquellas tierras, especialmente la napolitana.

Numerosos palacios, conventos y catedrales van a adquirir grandes series de figuras a los maestros artesanos de Nápoles, conservándose conjuntos impresionantes como el del Museo Nacional de Escultura, en Valladolid, o el del Museo Nacional de Artes Decorativas, en Madrid.

Aunque en la actualidad se encuentra muy reducido, debió destacar por su monumentalidad y por el número de figuras -más de 5.000-, el llamado "Belén del Príncipe", encargado por el rey Carlos III para su hijo el príncipe Carlos (futuro Carlos IV). Este nacimiento se instalaba en varios salones del Palacio Real de Madrid y se permitía la entrada al pueblo para visitarlo. Actualmente los restos de este conjunto se exponen en la exposición “Navidad en Palacio” tradicional en estas fechas.

Dentro de la escuela española hay que destacar el conjunto tallado por el escultor e imaginero, Francisco Salzillo y que se expone habitualmente en el Museo Salzillo de Murcia.

Los belenes constituyen todo un modelo de cultura popular, pues reflejan la sociedad de la época en cuanto a indumentaria, cultura material, y costumbres que son proyectadas -a veces de una forma un tanto anacrónica-, a las escenas del "nacimiento".

A lo largo del siglo XIX, las excavaciones arqueológicas que comienzan a practicarse en Tierra Santa, van a marcar un punto de inflexión en la historia del belenismo. A partir de este momento se trata de ser lo más fiel a la realidad que narran las Sagradas Escrituras, por tanto se buscarán modelos bíblicos, tanto en las escenografías y paisajes, como en indumentaria de los personajes. El resultado está ahora más cercano a los hechos que se conmemoran a través del Belén, si bien la tradición belenística se va a estandarizar y homogeneizar modelos repetidos perdiendo la riqueza “regional” que la caracterizaba en otras épocas.

En España van a destacar las escuelas catalana -muy relacionada con los modelos provenzales- y murciana. Los talleres de arte sacro de la localidad gerundense de Olot comenzarán a trabajar con nuevos materiales como la escayola. A partir de los años 70, plásticos y resinas convivirán con las figuras de madera, barro y escayola.

A pesar de la estandarización algunas escuelas como la napolitana siguen desarrollando sus modelos tradicionales, que constituyen todo un retrato sincrónico de la época barroca. El belén que a través de la Asociación de Amigos de la Catedral está conformando desde hace varios años la seo zamorana está adquirido en talleres napolitanos.

 

El belenismo más popular, el conformado por figuras realizadas en barro, llamadas de "cacharrería" y que pertenecen a diversas escuelas (siglos XIX y XX), desarrollará un estilo que mezcla modelos de orientación bíblica con tipologías más tradicionales.

 

Precisamente es a este tipo popular, ecléctico, que mezcla figuras de los talleres de Olot (misterio), con otras de las llamadas de “cacharrería”, al que pertenece el Belén de nuestra parroquia del Espíritu Santo.

 

La mañana del 8 de diciembre, algunos miembros de la Hermandad, catequistas, miembros de la Comunidad Neocatecumenal y un grupo de niños de catequesis procedieron a la instalación del “Nacimiento” en el lucillo que se abre en el muro norte de la nave, a la derecha del Smo. Cristo del Espíritu Santo.

 

En el misterio aún no figura la imagen del niño Jesús, ya que la tradición señala que éste no debe colocarse hasta la noche de Navidad. De hecho durante mucho tiempo era frecuente retirar el niño Jesús a las imágenes de la virgen que lo portaban en sus manos, desde el principio del Adviento hasta la Nochebuena.